miércoles, 11 de julio de 2007

Para reconocerse en el camino





Encontré a la que fuí, desvanecida en años, anciana, tuve los ojos de otro tiempo, un ayer que viene caminando conmigo ahora, pintándome los pasos, ella es la que cuenta los andares de mi vida, una vez fui yo, estaba despierta, soñé que dormiría y que volvería a casa. ¿cuántas veces nos hemos ido con la intención de regresar?, ¿cuántas veces nos hemos muerto, transmutando en otro rostro, en este tiempo?
Ella contaba la historia y yo caminaba, cuando iba a saber que es necesario regresar para poder andar, mirarme anciana como lo fuí ayer, volver a casa, al pasado, donde debieron guardarse todos los años, antes de desatar el tiempo, ahí, donde las ramas de los árboles son los brazos que nos conducen, donde la puerta se abre al cerrar los ojos para despertar. Desvanecer los que fueron mis ojos para encontrarla a ella y mirar a través de mi, desvanecida, cuando soy la otra, no esta, cuando dejo de ser para ser quien soy, donde ya no son mis manos ni las tuyas, ni mis ojos que te ven y te descifran, te limitan, te encajonan en cuerpo, te matan y te encarcelan, ahí, donde miro todo cuanto en realidad es. En esa parte del escenario donde no tenemos nombre, donde sólo somos seres que tienen los ojos despiertos, que pueden verse desvanecidos. Hemos sido siempre, pero hay quienes aún no saben que este es el tiempo para estar muertos, para volver a nacer, para recordar nuestra historia, hay quienes aún no emprenden el regreso a casa, ya no recuerdan el camino, se olvidaron de ellos cuando fueron otros, ya no saben siquiera quienes son, siguen pintándose en el espejo para conocerse, siguen perdiéndose, han olvidado que para reconocerse en el camino es necesario borrarse el rostro.

No hay comentarios: